Parece que el jabón negro o el jabón negro africano, también llamado jabón anago, alata samina o ose dudu, se ha utilizado durante mucho tiempo para curar la piel con problemas. Es un limpiador que se utiliza para exfoliar ligeramente y dar a la piel un brillo saludable, pero también se afirma que tiene muchos otros beneficios increíbles.

El jabón negro, generalmente se elabora con las cenizas de la piel del plátano, la mazorca de cacao, corteza de plátano, las hojas de palma y el aceite de palma de las hojas o granos. Algunos ingredientes adicionales, según los fabricantes del jabón, podrían ser miel para suavizar la piel y manteca de karité o manteca de cacao, coco, aloe vera, eucalipto, avena... para una hidratación adicional (eso sí, algunos jabones negros son más potentes que otros y pueden resecar o hacer sentir hormigueo). Los ingredientes se secan al sol y se tuestan, que es la forma en que adquiere su color intenso. El jabón se deja reposar y se "cura".
El primer jabón de este tipo, elaborado con aceite de oliva y sosa vegetal, se creó hace 3.000 años en la ciudad siria de Alepo de la que tomó su nombre. El conocido jabón de Alepo llegó en poco tiempo a Marruecos y aunque el método de fabricación no cambió, sí lo hizo su composición y adoptó el nombre de jabón negro o jabón beldi, como lo conocemos hoy.

Además de ser muy eficaz para exfoliar la piel, tiene más beneficios:
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