Como os comentaba ayer, hoy toca un post más personal, de mi última escapada a Madrid. Lo cierto es que con esta ciudad tengo una relación de amor-odio que se mantiene y cambia a lo largo de los años... Viví en Madrid hace ya unos 7 u 8 años y lo cierto es que no me adapté nada bien. El clima, el modo de vida, el correr a todas partes, el planificar y decidir en función del tráfico... etc, etc... como que no era una vida (por lo menos a largo plazo) con la que me sintiera a gusto.
Sin embargo, con el paso de los años, y la mudanza a Galicia, como que mi perspectiva de Madrid ha ido cambiando, y para mejor. El hecho de poder elegir cuando voy y cuándo no, creo que ha tenido mucho que ver en ese aspecto. Esa ciudad que me daba tantos quebraderos de cabeza y a la que no me conseguía adaptar, como que empezaba tener su punto...  A ver, entendámonos... Su puntito, porque la veo desde lejos... jajaja! No para vivir, no para mi día a día, no para pensar en volver... Sin embargo, me gusta bajar a Madrid a descubrir cosas, poder visitar locales diferentes, probar comida en sitios con mucho encanto y con un diseño increíble... etc, etc. Todo se cuece en Madrid, y desde luego que me pierdo muchas cosas y también muchas oportunidades profesionales por estar tan lejos. Pero estas visitas relámpago que suelo hacer, como que me vienen fenomenal y me quitan esas "ansias" de estar perdiendo oportunidades. La calidad de vida que tengo en Galici...