El otoño ya está aquí y una gran parte de la población decide guardar los botes de crema solar en el armario para el próximo verano o tirarlos al cubo de basura directamente. Cualquiera de las dos opciones que se elijan son totalmente erróneas. 
Muchas veces se asocia el uso de un protector solar con el verano, la playa, la piscina y todo lo relacionado con la época estival y su buen clima obviando que el sol está siempre presente aunque no nos tumbemos en la toalla a broncearnos o no haga una temperatura de 36º. Da lo mismo que sea otoño, invierno, que esté nublado, lloviendo, nevando o tronando, aunque no percibamos su calor, el sol está y su radiación nos sigue afectando.  No debemos olvidar que el sol nos aporta vitamina D pero tenemos que tomar precauciones siempre. Por tanto, el uso de una adecuada protección solar es imprescindible durante los 365 días del año. 
La protección solar nos protege de efectos nocivos a largo plazo que el sol causa en nuestra piel como el envejecimiento prematuro, las manchas en el rostro o melanomas. 
Por esto, este otoño no guardes tu crema en el armario y continúa utilizándola durante todo el año. 

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